Cada año, más de 75.000 hectáreas de frutales se cultivan en España, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA, 2024). Mantener esa superficie productiva y saludable requiere técnicas de propagación efectivas y sostenibles. Entre ellas, las técnicas de injerto destacan como una herramienta esencial para mejorar la productividad, conservar variedades tradicionales y aumentar la resistencia frente a enfermedades. Dominar esta práctica no solo optimiza el rendimiento, sino que también garantiza la continuidad de nuestro patrimonio agrícola.
¿Por qué son importantes las técnicas de injerto en frutales?
El injerto es una práctica milenaria que permite unir dos plantas distintas para que crezcan como una sola, aprovechando lo mejor de cada una. En la actualidad, se ha convertido en una estrategia clave para garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad agrícola y la adaptación al cambio climático.
Beneficios agronómicos y ambientales
Aplicar correctamente las técnicas de injerto en árboles frutales ofrece numerosas ventajas:
- Mejora la resistencia frente a enfermedades comunes del suelo y plagas.
- Acelera la entrada en producción, reduciendo los años de espera para obtener fruta.
- Optimiza la compatibilidad entre especies, permitiendo aprovechar portainjertos vigorosos y variedades de alto valor comercial.
- Reduce el uso de fitosanitarios, contribuyendo a un modelo agrícola más respetuoso con el medio ambiente.
En la práctica, un injerto bien ejecutado puede aumentar la productividad de un frutal entre un 20 % y un 40 %, según estudios del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).
Impacto en la biodiversidad y sostenibilidad
Más allá del rendimiento, los injertos contribuyen a preservar la diversidad genética agrícola, permitiendo mantener vivas variedades locales que, de otro modo, podrían desaparecer. Esta técnica es esencial en regiones como la Comunitat Valenciana, donde los cítricos injertados en patrones resistentes ayudan a conservar especies autóctonas sin recurrir a tratamientos químicos intensivos.
En un contexto de crisis climática y degradación de suelos, el injerto se posiciona como una práctica alineada con los objetivos del Pacto Verde Europeo y la estrategia “De la Granja a la Mesa”, favoreciendo una agricultura más eficiente y sostenible.
Dominar las técnicas de injerto no solo permite obtener frutales más fuertes y productivos, sino que también protege la biodiversidad y el equilibrio ecológico. En definitiva, es una herramienta clave para la agricultura del presente y del futuro.
Tipos de injertos más utilizados en España
En España, las técnicas de injerto varían según la especie, el clima y el objetivo del agricultor. No existe un único método universal, sino diferentes formas de injertar que se adaptan a las condiciones de cada cultivo. Conocer las más habituales permite elegir la que mejor garantiza el éxito del proceso.
Injerto de yema
El injerto de yema o de escudete es uno de los más empleados en frutales como el naranjo, el almendro o el olivo. Consiste en insertar una sola yema procedente de la variedad deseada sobre el portainjerto.
Su principal ventaja es que requiere poco material vegetal, lo que permite multiplicar rápidamente ejemplares seleccionados. Además, se realiza en primavera o verano, cuando la savia circula con intensidad y la corteza se separa con facilidad.
En viveros profesionales, esta técnica es la preferida por su alta tasa de prendimiento y su rapidez de ejecución.
Injerto de púa
El injerto de púa o de estaca se emplea sobre todo en invierno, cuando la planta está en reposo vegetativo. Se injerta una porción de rama con varias yemas sobre el patrón, cortando ambos de manera que encajen perfectamente.
Es ideal para renovar árboles viejos o cambiar la variedad de un frutal ya establecido. También se utiliza para obtener combinaciones más vigorosas y resistentes.
Dentro de esta categoría existen variantes como el injerto de hendidura o el injerto inglés, que se eligen en función del grosor del tallo y la especie.
Injerto de aproximación
El injerto de aproximación se usa cuando ambas plantas están vivas y en crecimiento. A diferencia de los anteriores, no se separa el injerto de la planta madre hasta que se ha producido la unión completa.
Este método es muy común en especies de difícil prendimiento —como el nogal o el aguacate—, ya que reduce el riesgo de desecación y permite un control más gradual del proceso.
Cada tipo de injerto ofrece ventajas específicas. Mientras que el injerto de yema destaca por su eficiencia y rapidez, el injerto de púa resulta idóneo para la renovación varietal, y el injerto de aproximación aporta mayor seguridad en especies delicadas.
Además, existen otros tipos de injertos como el injerto de ventana, ventana doble, escudo o corona, que aunque son menos frecuentes, siguen empleándose en ámbitos experimentales o en cultivos concretos donde aportan buenos resultados. En conjunto, todos ellos conforman un conjunto de técnicas que mantienen viva la tradición injertadora en la agricultura española.
¿Qué factores determinan el éxito de un injerto?
El éxito de las técnicas de injerto depende de una combinación precisa de factores biológicos, ambientales y técnicos. Incluso una mínima desviación en alguno de ellos puede comprometer la unión entre el portainjerto y la variedad injertada.
Época del año y condiciones climáticas
Elegir el momento adecuado es esencial. La mayoría de injertos se realizan en primavera o verano, cuando la savia fluye y los tejidos cicatrizan con rapidez. En zonas más frías, algunos profesionales optan por injertar a finales del invierno para aprovechar el inicio del movimiento vegetativo.
Temperaturas estables y cierta humedad ambiental favorecen la formación del callo que une ambas partes, mientras que los vientos secos o las heladas pueden arruinar el proceso.
Compatibilidad entre portainjerto y variedad
No todas las especies son compatibles entre sí. En frutales, por ejemplo, los injertos suelen realizarse dentro del mismo género botánico: manzano sobre manzano, almendro sobre melocotonero, etc. La afinidad fisiológica determina la calidad de la unión y la futura productividad del árbol.
Escoger un portainjerto adecuado también permite controlar el vigor, la resistencia a enfermedades y la adaptación al tipo de suelo.
Herramientas y materiales adecuados
Un injerto requiere cortes limpios y precisos. Las herramientas deben estar bien afiladas y desinfectadas para evitar infecciones o contaminaciones cruzadas.
Además, el uso de cintas, rafias o masillas de protección ayuda a evitar la deshidratación del tejido y mejora las probabilidades de éxito.
El dominio técnico no es suficiente: la observación del entorno y la selección correcta del material vegetal marcan la diferencia entre un injerto que prospera y otro que fracasa. La clave está en combinar conocimiento, experiencia y condiciones adecuadas para garantizar un desarrollo vigoroso y estable.
Aquí te dejamos el enlace del video de lo que fue para nosotros una mañana llena de tradición y aprendizaje en la formación del curso de injertos. La televisión autonómica À Punt nos acompañó para compartir esta experiencia con toda la Comunitat Valenciana y mostrar cómo seguimos transmitiendo el valor del conocimiento agrícola desde la práctica y la pasión por el campo.
Paso a paso: cómo realizar un injerto correctamente
Realizar un injerto exige técnica, precisión y cuidado. Aunque cada método tiene sus particularidades, la mayoría comparten un proceso básico que debe seguirse de forma rigurosa para garantizar una correcta unión entre el portainjerto y la variedad seleccionada.
Preparación del material vegetal
El éxito comienza con la selección del material. El portainjerto debe estar sano, libre de enfermedades y con un grosor adecuado al tipo de injerto que se va a practicar.
Las púas o yemas se extraen de árboles madre vigorosos, preferiblemente durante el reposo vegetativo y se conservan en condiciones frescas y húmedas hasta su uso.
Antes de comenzar, es fundamental limpiar y desinfectar las herramientas con alcohol o lejía diluida para evitar la transmisión de patógenos.
Ejecución de la técnica
Una vez preparado el material, se procede al corte. Este debe ser limpio, recto y preciso, garantizando el máximo contacto entre los tejidos de ambas partes (cámbium).
El injerto se une firmemente con cinta, rafia o film elástico, cuidando de que no quede aire entre las superficies. En algunos casos se aplica masilla cicatrizante para evitar la pérdida de humedad y favorecer la soldadura.
La rapidez en este paso es clave: cuanto menos tiempo pase entre el corte y la unión, mayores serán las probabilidades de prendimiento.
Cuidados posteriores
Durante las semanas siguientes, el injerto debe mantenerse a temperatura estable y sin exceso de sol directo. Es recomendable revisar periódicamente la unión y retirar la atadura una vez comprobada la soldadura.
Si la parte superior brota y mantiene buen color, el injerto ha prendido correctamente; si se seca o ennegrece, debe repetirse la operación.
Seguir un proceso metódico, desde la selección del material hasta el cuidado posterior, garantiza la viabilidad del injerto. Con práctica y atención a los detalles, es posible alcanzar tasas de éxito superiores al 90 %, como demuestran numerosos ensayos en viveros españoles.
Preguntas frecuentes sobre las técnicas de injerto
¿Cuándo es la mejor época del año para realizar los injertos en frutales?
La mejor época depende del tipo de injerto y la especie. Generalmente, los injertos de yema se realizan en primavera o verano, y los injertos de púa durante el reposo invernal, cuando la savia aún no circula. Esto garantiza mejor cicatrización y menor riesgo de desecación.
¿Es mejor realizar los injertos en alguna determinada hora del día?
Sí. Es recomendable hacerlo en horas frescas del día, preferiblemente por la mañana temprano o al final de la tarde, para evitar el estrés térmico y la pérdida de humedad en los tejidos. La estabilidad de temperatura favorece la correcta soldadura del injerto.
¿Cuántos tipos de injertos hay?
Existen numerosos tipos de injertos, aunque los más comunes en frutales son el de yema, el de púa y el de aproximación. Según la zona geográfica y el tipo de planta, se suelen practicar unos más que otros. También se aplican variantes como los injertos de ventana, de corona o de escudo, cada uno con su finalidad específica.
¿En qué casos se recomienda realizar injertos en árboles frutales?
El injerto se recomienda para cambiar variedades, rejuvenecer árboles, mejorar la resistencia a enfermedades o conservar variedades locales. También se usa para adaptar especies a suelos o climas específicos, sin necesidad de sustituir el árbol completo.
Cultivar conocimiento para el futuro
Dominar las técnicas de injerto no solo es una habilidad práctica: es una forma de preservar la biodiversidad agrícola y garantizar la continuidad de variedades que forman parte del patrimonio vegetal de España. Cada injerto realizado con precisión representa un puente entre la tradición y la innovación, entre la agricultura de nuestros abuelos y la sostenibilidad del mañana.
En la actualidad, donde el cambio climático y la pérdida de suelo fértil amenazan los sistemas productivos, el injerto se consolida como una herramienta eficiente, ecológica y regeneradora. Aplicar correctamente estas técnicas significa reducir el uso de productos químicos, aprovechar al máximo los recursos naturales y aumentar la resiliencia de los cultivos frente a enfermedades o condiciones extremas.
Formarse en este ámbito es invertir en el futuro del campo. Por ello, desde ICSAM impulsamos programas de formación práctica que enseñan a los profesionales del sector agroalimentario a realizar injertos con seguridad, precisión y respeto por la planta. El curso de injertos de ICSAM combina teoría, práctica y actualización técnica, permitiendo que agricultores y técnicos mejoren sus competencias y contribuyan a una agricultura más sostenible.
Porque injertar no es solo multiplicar plantas, sino también multiplicar conocimiento, sostenibilidad y vida.
Y en esa tarea, cada nueva generación formada garantiza que el legado agrícola continúe creciendo, temporada tras temporada.







