La importancia de la reducción del desperdicio alimentario

La magnitud del problema

En un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad, el problema del desperdicio alimentario surge como una preocupación crítica que demanda atención inmediata.

Cuando hablamos de desperdicio alimentario hablamos de la comida que es descartada o se pierde en las distintas etapas de la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo final, sin haber sido utilizada para su propósito inicial.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial para el consumo humano se pierde o desperdicia, lo que equivale a aproximadamente 1.300 millones de toneladas por año, un 30% de los alimentos que se producen. En España, durante 2022, los hogares españoles registraron un desperdicio de 1.170,45 millones de kilos, cada hogar español desperdició, de media, cerca de 65,5 kilos o litros de alimentos y bebidas.

Millones de toneladas de alimentos aptos para el consumo son desechados, generando no solo una pérdida económica significativa, sino también impactos ambientales y sociales devastadores:

  1. Impactos económicos: el desperdicio de alimentos representa una ineficiencia en la cadena de suministro alimentario, traducido en pérdidas económicas tanto para productores como para consumidores. A nivel global, se estima que el coste del desperdicio alimentario asciende a billones de euros anualmente.
  2. Impactos ambientales: los impactos ambientales son alarmantes. La producción de alimentos que finalmente se desperdician utiliza recursos naturales valiosos, incluyendo agua, tierra y energía, contribuyendo de manera significativa a las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto no solo agrava el problema del cambio climático, sino que también promueve la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo.
  3. Impactos sociales: Desde una perspectiva social, el desperdicio alimentario es un paradigma de la desigualdad. Mientras millones de personas sufren de hambre y malnutrición en diversas partes del mundo, enormes cantidades de alimentos nunca llegan a ser consumidos.

Este problema, que afecta a todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde los productores hasta los consumidores finales en sus hogares, requiere soluciones colectivas e innovadoras. En este contexto, el establecimiento de medidas de prevención, la formación y educación de los trabajadores del sector alimentario, así como la concienciación de los ciudadanos y de la sociedad, se vuelven esenciales para abordar eficazmente esta problemática de carácter global.

Agenda 2023 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

En 2015, durante la Cumbre de Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de las Naciones Unidas se aprobó la Agenda 2030. Este marco global proporciona a los países una oportunidad para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, con el compromiso explícito de no dejar a nadie atrás en el proceso.

La Agenda 2030, concreta 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas específicas, para abordar diversas dimensiones de la realidad humana y ambiental. Estos se conciben como una resolución global que establece un plan de acción con el objetivo de acabar con la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos, abordando los principales desafíos globales a los que se enfrenta la humanidad.

La visión de la Agenda 2030 reconoce, la complejidad de los problemas contemporáneos y la necesidad de colaboración a nivel mundial. Este enfoque integral busca transformar nuestras sociedades hacia patrones de desarrollo más justos y sostenibles. En este contexto, es imperativo que los gobiernos, las organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad trabajen de la mano para alcanzar estos objetivos y garantizar un futuro mejor para las generaciones futuras.

Entre los 17 ODS de la Agenda 2030, se relacionan estrechamente con el desperdicio alimentario:

  • ODS 2 Hambre Cero: Reducir el desperdicio alimentario es muy importante para combatir el hambre y asegurar la inocuidad alimentaria para todos. Cada alimento desperdiciado es una oportunidad perdida para alimentar a aquellos que lo necesitan.
  • ODS 12 Producción y Consumo Responsables: Este objetivo busca garantizar patrones de consumo y producción sostenibles. Reducir el desperdicio de alimentos es esencial para minimizar la huella ecológica de nuestra producción y consumo.

La meta 12.3 aspira a de aquí a 2030 “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”

  • ODS 13 Acción por el Clima: Al disminuir el desperdicio de alimentos, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción, transporte y eliminación de alimentos no consumidos.
  • ODS 15 Vida de Ecosistemas Terrestres: La reducción del desperdicio alimentario también contribuye a la conservación de la biodiversidad y a la gestión sostenible de los recursos naturales.

Hasta el momento, se observan importantes diferencias entre los Estados Miembros para la implementación de medidas que favorezcan la reducción y minimización del desperdicio alimentario y se hace necesario aunar esfuerzos, puesto que la generación de desperdicio alimentario no está disminuyendo lo suficiente como para lograr un progreso significativo hacia la Meta 12.3 de los ODS. Por lo tanto, es necesario el establecimiento de objetivos jurídicamente vinculantes de reducción del desperdicio de alimentos que deberán alcanzar los Estados Miembros para 2030.

En el marco de la actual revisión de la Directiva Marco 2008/98/EC sobre residuos y con el fin de acelerar el progreso de la UE hacia la Meta 12.3 de los ODS, la Comisión Europea publicó recientemente una propuesta de Directiva que establece objetivos de reducción dl desperdicio alimentario jurídicamente vinculantes para los Estados Miembros. Los Estados miembros deberán tomar las medidas necesarias, que les permitan conseguir los siguientes objetivos para finales de 2030, estableciendo como año de referencia el 2020:

  • Una reducción del 10 % en la transformación y la fabricación de alimentos
  • Una reducción del 30 % per cápita en la venta minorista, los restaurantes, los servicios de restauración y los hogares.

Estos objetivos buscan reducir significativamente la cantidad de alimentos que se desperdician en toda la cadena de suministro, promoviendo prácticas más sostenibles y responsables tanto en la producción como en el consumo.

Desperdicio alimentario

El Anteproyecto de Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario y la ley de residuos

En respuesta a la problemática, el Consejo de ministros aprobó el 9 de enero de 2024 a propuesta del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario con el objetivo principal reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción hasta el consumo final. Se prevé su entrada en vigor el 1 de enero del año 2025.

Con esta normativa, actualmente en tramitación parlamentaria, España se dota de un marco legal para para prevenir las pérdidas y el desperdicio alimentario, con un enfoque centrado en la prevención y la concienciación de todos los actores de la cadena alimentaria.

En este anteproyecto de ley se establece:

  • Una jerarquía de prioridades para el destino de los alimentos que inevitablemente se conviertan en desperdicio alimentario, siendo la prioridad máxima el consumo humano, a través de la donación o redistribución de los alimentos.
  • La cuantificación y reporte: Los agentes de la cadena alimentaria están obligados a cuantificar y reportar sus residuos alimentarios, elaborando y ejecutando un plan de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario.
  • La obligatoriedad para todos los agentes de la cadena alimentaria de contar con un Plan de Prevención de Pérdidas y Desperdicio, para que las empresas realicen un autodiagnóstico de sus procesos productivos.
  • Fomentar la educación y concienciación respecto a la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario de la ciudadanía en general.
  • La donación de alimentos: Establecer acuerdos para donar sus excedentes alimentarios a organizaciones benéficas siempre que sea viable.
  • Un Plan Estratégico Nacional para la prevención y reducción de pérdidas y desperdicio alimentario, que se revisará cada cuatro años y definirá la estrategia general contra el desperdicio, así como las orientaciones y estructura que deberán seguir las Comunidades Autónomas

El anteproyecto de Ley establece la creación de planes estratégicos a nivel nacional, autonómico y local para la reducción del desperdicio de alimentos, pero también a nivel empresarial para que todo el sector y agentes implicados evalúen sus procesos productivos e identifiquen las causas del desperdicio con el objetivo de establecer las medidas de prevención más adecuadas y establecer las pautas de formación, educación y sensibilización idóneas a los trabajadores.

La Importancia de la Formación y Educación

Para que estas medidas sean efectivas, es crucial que los trabajadores implicados en toda la cadena alimentaria, así como los consumidores, reciban una formación adecuada. La educación y formación no solo aumentan la conciencia sobre la importancia de reducir el desperdicio, sino que también proporcionan las herramientas necesarias para implementar prácticas sostenibles en el día a día. Los beneficios de establecer una formación adecuada y coherente en la sociedad y en las organizaciones y entidades que forman parte de la cadena alimentaria son:

  1. Concienciación: Aumenta la conciencia sobre el impacto del desperdicio alimentario y la importancia de reducirlo.
  2. Eficiencia: Mejora la eficiencia en el manejo de alimentos, desde la producción hasta el consumo, reduciendo así las pérdidas.
  3. Sostenibilidad: Promueve prácticas sostenibles que no solo benefician al medio ambiente, sino que también pueden resultar en ahorros económicos para las empresas y los hogares.
  4. Responsabilidad Social: Refuerza la responsabilidad social de las empresas, organizaciones y ciudadanos en la lucha contra el hambre y la pobreza.

 

El papel de los hogares y ciudadanos

No debemos olvidarnos del papel crucial que desempeñan los hogares y los ciudadanos en la reducción del desperdicio alimentario, como consumidores finales. Muchas veces, el desperdicio ocurre en nuestras propias cocinas debido a una mala planificación, almacenamiento inadecuado o simplemente por desconocimiento. Implementar prácticas sencillas, como planificar las comidas, hacer listas de compras y aprender a almacenar los alimentos correctamente, puede marcar una gran diferencia.

Algunas de las Acciones que los ciudadanos pueden desarrollar son:

  1. Planificación de Compras: Comprar solo lo necesario y evitar el exceso de productos perecederos.
  2. Almacenamiento Adecuado: Conocer las mejores prácticas para almacenar frutas, verduras y otros alimentos para prolongar su vida útil.
  3. Reutilización de Sobras: Ser creativo con las sobras, evitando que terminen en la basura.
  4. Educación y Conciencia: Participar en programas de formación y sensibilización sobre el desperdicio alimentario.

 

Conclusión

El desperdicio alimentario es una de las mayores ineficiencias de nuestro sistema alimentario actual. Abordar este problema requiere un enfoque integral que combine legislación efectiva como la propuesta de la Comisión Europea para incorporar objetivos vinculantes o el anteproyecto de ley en España, con iniciativas de educación y formación para todos los actores involucrados en la cadena alimentaria, incluyendo a los consumidores finales, no menos importantes en el proceso.

La implementación de estas medidas no solo contribuirá a un mundo más sostenible y justo, sino que también promoverá una economía más eficiente y responsable.

Unos de los valores de ICSAM es el de la sostenibilidad de nuestro entorno, prueba de ello es que hemos conseguido reducir nuestra huella de carbono en un 12 %, obteniendo el Certificado Reduzco por del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Nos hemos puesto en marcha y hemos decido desarrollar para ayudarte un curso para la reducción del desperdicio alimentario, para que tu y tu equipo os pongáis en marcha. Y si lo prefieres nuestro departamento técnico también te puede ayudar para implementar Planes de reducción de desperdicio alimentario.

Invitamos a todas las empresas del sector alimentario, a los agentes de la cadena a participar en los cursos que imparte ICSAM y elaborar e implementar con nosotros los planes sobre la prevención y reducción del desperdicio alimentario en sus establecimientos. Juntos, podemos diferenciarnos y avanzar hacia un futuro más sostenible para todos. Puedes enviarnos un mail a info@icsam.net o si lo prefieres llamarnos al 96 286 18 92.